1 de febrero de 2013

Mexicana Enojada

30 muertos y la cuenta continua. Más de 100 heridos. Otros tantos desaparecidos.Y cómo siempre...¡Nadie sabe nada!
 
¿Quién va a ir a la cárcel por la tragedia de PEMEX? 
Los responsables deben pagar, el problema es que habitamos en un país dónde hemos adoptado  la impunidad como estilo de vida, y cuándo pase el tiempo y cierren el caso nos tendremos que conformar con una explicación igual de ridícula que la de los perros del cerro de la estrella.
 
Basta ya de "daños colaterales", basta ya de muertes inocentes en pro del beneficio de unos cuantos, basta ya de tanta indiferencia.
 
Es triste, pero vivimos en un México dónde la palabra justicia es solo fantasía.





29 de enero de 2013

Realidad

Nunca olvidaré la desagradable sensación, la pequeña calle inclinada en ese momento me parecía inmensa, corrí y corrí con todas las fuerzas que el temor es capaz de proporcionar hasta que al llegar a su final y girar mi cabeza vi el rostro de un primo varios años mayor que yo, de inmediato me lancé a sus brazos y al estar entre ellos rompí en llanto.
Minutos después cuándo las "aguas" estaban más calmadas "mami Chela" me sentó sobre sus piernas para tener una plática seria conmigo, la primera de ese tipo que tendría en mi vida y de la cual el contenido me marcaría para siempre pues encontraría respuesta a muchas incógnitas que a lo largo de mi entonces corta existencia habían aparecido pero que nunca me atrevía a cuestionar, por ejemplo: ¿Por qué llamaba papis a mis abuelos?¿Por qué si ellos eran mis papis, sus hijas no eran mis hermanas sino mis tías? ¿Por qué además de tener una mami Chela también tenia una mami Vero? ¡Entonces también era válido tener otro papi! Pero... ¿Dónde estaba? Nunca pregunté nada porque pensaba que todas las familias eran cómo la mía, pero ese día al estar sentada sobre las piernas de "mami Chela" la escuché pronunciar las palabras que me bajarían de golpe de la nube de fantasía en la que vivía y decían lo así:¡No debes tener miedo a Fernando; él es tu papá! Me quedé helada; ahora ya sabía dónde estaba mi otro papi .Se supone que eso debería ponerme feliz pero no fue así, al contrario, hubiera preferido jamás recibir semejante noticia.
Sé que se estarán preguntando por qué no me alegró saber que Fernando era mi papá pero sobre todo ¿Por qué le tenía tanto miedo? La verdad es que hasta el día de hoy, no logro explicarme del todo como fue que nació ese temor, de pequeña antes de saber qué era mi padre solo sabía que Fernando era un vecino adicto a las drogas,un vecino como muchos otros que había en mi colonia pero algo en él desde que tengo uso de razón me provocó terror.
Y con la noticia llega también la vergüenza y el bochorno cada vez que en la escuela algunos niños a los que sus mamás (vecinas del barrio) informaban sobre las familias de sus compañeritos se burlaban de que yo tenia un papá "mirahuano", ese es el término que utilizaban para referirse a él, antes  no solía dar la menor importancia porque para mi esa era una total mentira ya que mi papá era Pedro, mi "papi Pedro" pero después, al darme cuenta de que tenían razón continuaba negando ese hecho  pero con la diferencia de que ahora mi rostro cambiaba de un tono pálido al más vivo escarlata en señal de que en el fondo sabía que ellos tenían toda la razón.
Me llevó tiempo asimilar mi condición de niña "huérfana" de padre pero aún más el tener que aceptar el hecho de que mi progenitor fuese un drogadicto, pasaron los años y poco a poco aprendí a hacer caso omiso de los comentarios de mis compañeritos que sin querer eran hirientes, y digo sin querer porque cuando somos niños decimos las cosas tal como las pensamos y eso hasta cierto punto nos hace un poco crueles.
En términos generales puedo decir que a pesar de no pertenecer a una familia que se compusiera de papá, mamá y hermanos fuí feliz pues la vida en compensación me dio a unos abuelos que vieron en mi más que a una nieta a otra hija , me cuidaron y procuraron siempre mi bienestar con mucho amor, unas tías/hermanas que me consentían, y a la persona más importante de mi vida, me dio a esa mujer maravillosa que con tan sólo 18 años de edad tuvo los "pantalones" para defenderme de todo y mantenerme a su lado aunque para eso tuviera que sacrificar juventud, escuela, diversiones y hasta la ilusión de un nuevo amor,  lo que pueda decir es poco para agradecer todo lo que por mi ha hecho. Te amo Mami Vero ... ¡Gracias!

Zapatitos rojos



Eran de charol... Es el recuerdo más lejano que tengo de mi existencia, unos hermosos zapatitos rojos que a mis tres años de edad eran todo lo que necesitaba para sentirme feliz, eso y un reconfortante abrazo de mamá eran suficientes para hacerme sonreír; aunque esa felicidad no fuera del todo notoria pues desde muy pequeña he sido un tanto tímida e introvertida, me costaba socializar con otros niños tal vez debido a la sobre protección de mi madre por el hecho de ser su única hija y por ende haber crecido entre adultos aunado a que físicamente no era muy agraciada pues siempre me caractericé por ser demasiado "redonda".

Puedo decir que viví en completa armonía hasta cumplir los siete años de edad, recuerdo perfecto una mañana soleada en la que "mami Chela" (así llamaba a mi abuela materna) me pidió que fuera a comprar algo a la tienda, salí enseguida a hacer lo que me había encomendado con una sonrisa en el rostro pero a mitad de camino esa sonrisa se borraría al encontrarme con una de las personas o mejor dicho con la única persona que realmente me ha hecho sentir miedo, un miedo irracional, de ese que te acelera el corazón pero al mismo tiempo te hiela la sangre, el que te paraliza, el que te deja sin habla y te hace temblar, fue terrible verlo estirar los brazos mientras se aproximaba a mi, al momento que lo hacía yo caminaba hacia el lado contrario tratando de esquivarlo pero la calle era demasiado estrecha, cerró mi paso por completo y al estar a tal sólo unos centímetros de distancia de él giré sobre mi propio eje y eché a correr con todas mis fuerzas calle arriba.

28 de enero de 2013

Adicción

Que cálido es este ensueño de estar intoxicada, que suave este sopor de la inconsciencia provocada, y que dulce la somnolencia de vivir sin pensar, sólo sentir, sólo gozar, tan sólo disfrutar.

Vivir día a día entregándome a este placer, dejándome ir en esta debilidad. No tengo control sobre mi, y esto de ser una sombra que es llevada en diferentes direcciones no es tan malo como parece. ¿Buscar comprenderlo? ¡No! Con satisfacer esta adicción es más que suficiente

Porque soy adicta a pensarte, a imaginarte, a soñarte, a desearte, que adicción tan generosa y benévola conmigo ¿No crees? Cruel sería ser adicta a no tenerte y eso es a lo único a lo que no estoy dispuesta contigo.

Te dije “hola” y ahí, al responder el saludo te hiciste necesario para mi existencia, llenaste mis pulmones del aliento que aún no probaba de tus boca, mis oídos de tus palabras llenas del amor que aún no sientes por mí, la memoria de recuerdos que aún no suceden en nuestra historia.

El día que cure esta adicción será porque habré dejado de quererte, así que planeo quedarme necesitando más de ti; por tanto serás mio por siempre, descubriendo cada día variaciones de tu esencia y nuevas dosis con que satisfacerme en esta mi adicción de ti, que eres tú.