29 de mayo de 2013

_________________ (No sé que titulo ponerle)

Se conocieron un día de Enero, ella regresaba de unos merecidos días de asueto en la playa después de haber pasado un fin de año espantoso y deprimente pues su novio en aquel entonces tuvo la osadía de dejarla justo el 30 de Diciembre, pero esa, es otra historia…

Regresó de la playa y tuvo  la suerte de conocer a un chico que desde el principio consideró especial, independientemente de ser del tipo que llama la atención de cualquiera que se cruce con él: 1.80 de estatura, piel morena, mirada verde divina, cuerpo atlético, en pocas palabras, un tipo guapo; y eso no fue todo, al platicar con él ¡Oh, sorpresa! Se dió cuenta que era culto, agradable, simpático, inteligente, todo un estuche de monerías, casi un sueño. Pasaron una tarde increíble, la hizo sentir a gusto, alegre, entusiasmada,ella  aún recuerda lo hermoso que fue tocar su almohada y pensar en ese alguien que le regaló ilusión, y más hermoso aún era despertar y que esa misma persona se hiciera presente en su pensamiento en cuestión de segundos. Después de algunas  citas no hizo más que confirmar todo lo que pensaba de él y decidió iniciar una relación con un hombre al que consideraba maravilloso y que con sus atenciones había logrado sacarla de su depresión; estaba feliz, sin imaginar que ese sentimiento tan bello que un día la salvó volvería a hundirla pero esta vez,  más profundamente.

Pasó el tiempo y como en la mayoría de las relaciones todo fue color de rosa, conocieron a sus respectivas familias, cosa que no era muy habitual en ella pues siempre ha sido demasiado reservada o tal vez nunca había tomado tan en serio a alguien, él era adorado por todos, lo consideraban el chico perfecto, todo iba de maravilla hasta que un día llegó la primer prueba, por cuestiones laborales él tenía que ausentarse seis meses de la ciudad, al principio ella sintió temor - ¡Sería demasiado tiempo sin verlo! ¿Y si conocía a alguien más? - Aún con la incertidumbre tenía claro que debía esperarlo, en ese tiempo sólo se comunicaron vía telefónica o e-mail y un par de ocasiones le dió la sorpresa de visitarla en fin de semana; se cumplió el plazo y regresó, felices por eso planearon un viaje juntos y en ese viaje él hizo la pregunta que nadie jamás le había hecho - ¿Quieres compartir el resto de tu vida conmigo? -  Sin dudarlo un segundo contestó que sí, decidieron que se darían como plazo un año para planificar todo. Y los doce meses que más rápido  ella quería  que pasaran se convirtieron  en los más tormentosos de su vida.

Días después de regresar del mágico viaje comenzó a notar que con frecuencia recibía llamadas de un número  de larga distancia, él decía que eran cosas de trabajo, lo extraño era cuándo las llamadas llegaban  a horas inapropiadas, le preguntaba pero sus argumentos la convencían y no cuestionaba más.

Continuó pasando el tiempo y siguieron con los planes, buscaron un lugar dónde vivir pero su actitud comenzó a cambiar, la celaba de una manera que no era normal, sus llamadas ya no eran tanto por querer escucharla, más bien eran para saber que hacía, con quien estaba, el llegar a casa un poco más tarde de lo habitual era motivo de discusión, comenzó a molestarle que viera a sus amigas, si le pedía que la acompañara a una fiesta o reunión no aceptaba y por supuesto tampoco  la dejaba ir sola, al parecer la propuesta de compartir su vida  incluía un control total sobre su persona,  en un par de ocasiones llegó a agredirla físicamente y  ella no protestó porque le creía cuándo decía que todo lo hacía porque la amaba y no quería perderla.

Entonces se volvió la novia más sumisa del mundo, su vida eran su trabajo y él, dejó de frecuentar a sus amistades, de fiestas mejor ni hablar, se sometió a una dieta y un plan de ejercicio que casi la deja en los huesos porque su amorcito decía que estaba gorda y  sólo quería gustarle  y tenerlo contento, pero todo ese esfuerzo parecía importarle poco porque su cambio de actitud era cada vez más marcado, se preocupaba por controlar sus actividades pero al mismo tiempo había periodos de ausencia en los que no lograba localizarlo ni en la oficina, ni en el celular, ni en su casa y empezaron a surgir  dudas que él se encargaba de disipar cuándo se aparecía con flores y la excusa perfecta.
Las ausencias no mermaron, por el contrario, pasaron los meses y fueron en aumento, a la fecha no logra entender cómo es que pudo soportar no tener una explicación y conformarse con sus evasivas. Un día, después de una semana de no saber de él recibió su llamada que fué muy breve y en la que sólo  dijo -“He estado muy ocupado, discúlpame y recuerda que te amo” - Y colgó.

Se sintió aliviada por tener noticias suyas pero a la vez más confundida cuándo nuevamente desapareció, no podía continuar así, con tanta incertidumbre,  y fué entonces cuando agarró su lap top, creó una cuenta falsa y decidió contactarlo; vaya sorpresa la que se llevó cuando le mandó una invitación al Messenger y la acepto de inmediato, comenzaron a charlar hasta que él pidió una cita, a la cual ella obviamente nunca asistió, pero en esas charlas se enteró que aquellas llamadas de larga distancia eran de una “novia” que tuvo en aquel viaje laboral, después tuvo acceso a su facebook y descubrió que se veía con otra chica menor, mucho menor que ambos, después se dedicó a buscarlo en cuanta red social se le ponía enfrente y en la mayoría lo encontró contactando con chicas  y pudo darse cuenta que en algún momento salió con varias de ellas. Después de descubrir todo ella tenía que decirle en la cara que era una basura y le confesó su verdadera identidad, ilusamente le creyó cuando dijo que la buscaría para hablar, obviamente volvió a desaparecer. Esto la dejó moralmente deshecha, se deprimió y el estrés emocional  se manifestó con enfermedades de las cuales jamás había padecido.

No hizo falta buscarlo de nuevo, él regresó sólo, un día se planto en la puerta de su casa y  dijo: -“Perdóname, no tenía cara para buscarte, tengo un problema, soy demasiado infiel y no es culpa tuya, te amo pero no es justo lo que te estoy haciendo y estarás mucho mejor lejos de mi”-. Le dió toda la razón y dejó que se fuera, sin embargo seguía buscándola y ella accedía a verlo, pues le costaba estar sin él y así tenían esporádicos encuentros ya no como pareja pero ella con la esperanza de que estuviera arrepentido y todo volviera a ser mejor que en un principio, siempre ofreciéndole disculpas  lo perdonó  hasta que un día dijo - “No sé si decirte la verdad completa, tengo miedo de que me odies” - ¿Había más? ¿Podía haber más? Le exigió que hablara –Y vino la confesión - “De las veces que te fui infiel, la última, está embarazada, por eso ya no puedo ofrecerte nada”- En ese momento  el delgado hilo que aún los unía terminó de romperse.

Pero ese no es el final de la historia, resulta que un par de semanas después, tras la espera de la vista mensual  que no llegaba se compró una prueba de embarazo y el resultado: ¡Positivo! Iba a tener un hijo del hombre que acababa de decirle que no podía ofrecerle nada porque iba a tener un hijo con otra, no sabía si decírselo o no, las ocasiones que lo vió  no se atrevió  a hacerlo por miedo a su respuesta  y al final no fue necesario, un día de la nada tuvo un inexplicable dolor de espalda, cólicos y mareos que terminaron en hemorragia, el médico dijo que con  ocho semanas de embarazo  había tenido un aborto espontaneo , la noticia lógicamente no la hizo felízó y aunque fue un golpe fuerte la ayudó por fin a tomar la decisión de alejarse de él para siempre, si el destino decidió que ese bebé no naciera es porque definitivamente no debía existir nada que la uniera  a ese hombre, por eso cuándo se apareció para felicitarla el día de su cumpleaños su auto regalo fue decirle que no quería verlo nunca más.

Aunque el proceso de recuperar su auto estima y la estabilidad emocional no fué fácil hoy se alegra de haber tenido la fortaleza de decirle adiós, seguramente de haberse casado con él  sería una de esas esposas sumisas que no salen de casa y están sometidas a lo que el marido dice y por supuesto con la frente adornada por un par de enormes cuernos. 
 
A más de un año de no verlo él continúa llamándole, a veces le toma la llamada, a veces no y lo que  él no se imagina que ella sigue  siendo su stalker, ¿con qué finalidad? ni ella misma lo sabe, tal vez en el fondo aún tiene sed de vengarse.